¿Estás destinado a emprender o ser un emprendedor? Las conclusiones de la mayoría de los estudios del mercado empresarial hablan por sí solos: gran parte de los niños y los adolescentes del mundo (más de un 40%) dicen querer iniciar su propio negocio algún día, cuando menos del 15% de los adultos están realmente involucrados en una iniciativa empresarial. Dejando la veracidad de estos números a un lado, vamos a centrarnos en la experiencia propia. ¿No has oído alguna vez a algún amigo o familiar decir que le gustaría montar su propio negocio? Seguro que sí, pero ¿Cuántas de esas personas has emprendido realmente?
Todos sabemos que existen personas que nacen para ser empresarios, ya sea por su situación, habilidad, personalidad o simple suerte, mientras que otras conviven toda su vida con esa posibilidad e incluso lo intentan, pero no alcanzan el éxito empresarial, olvidando la idea y optando por trabajar por un salario. He escrito este artículo para ver las características de esas personas que están destinados a ser empresarios.
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Índice de contenidos
Idetifica tu «yo» emprendedor
#1 Eres una persona que siempre toma la iniciativa
¿Eres de esas personas que organizaba quedadas semanales con otras personas afines en la universidad? ¿Empezaste tu propio club de amigos? Las personas a las que les gusta tomar la iniciativa son claros ejemplos de personas con claro potencial emprendedor. Luego están los que piensan que son personas con iniciativa pero que, en realidad, sólo exponen sus ideas, sin llegar a participar activamente.
Si hablamos sobre la seguridad de la persona, aquellas que están muy seguras de sí mismas y creen en sus posibilidades y en su iniciativa tienen muchas más probabilidades de convertirse en empresarios de éxito. Además, ser una persona emprendedora significa saber lidiar mejor con el fracaso. Levantarse de un batacazo financiero o emocional sin ayuda es clave para tener éxito a largo plazo. El resultado de volver a levantarse una y otra vez se traduce en persistencia, una cualidad vital. Eso sí, no confundas la persistencia con la paciencia, ya que esta última implica estar a gusto durante todo el «período de prueba» de un proyecto, hasta que realmente funciona. La relación de la persistencia con una persona emprendedora, implica perseverancia, fuerza de voluntad y autodisciplina.
#2 Tienes familiares empresarios
Tener un familiar empresario (en concreto tu padre) es uno de los principales factores para convertirte en un empresario de éxito. La gran mayoría de las empresas, sobre en nuestro país, nacen de emprendedores que tienen un padre o un familiar emprendedor. La causa es simple, además de estar rodeados de una mentalidad emprendedora durante la infancia, los hijos de los empresarios crecen con la idea de que iniciar un negocio es un objetivo totalmente factible (y no equivocan).
Por el contrario, los hijos de familias con un largo historial de empleos pueden llegar a oír, seguramente con demasiada frecuencia, que es importante conseguir un trabajo y trabajar duro para triunfar en la vida. Crecen, por tanto, con la idea de que un trabajo no es sólo una necesidad de obtener el reconocimiento de la sociedad y que iniciar un negocio es arriesgado, fuera de lugar y que no es un trabajo de verdad. Por tanto, la barrera de entrada al espíritu empresarial que se necesita es mucho mayor.
Nota: Es muy importante que desde eduques en este aspecto a tus hijos desde la infancia, abriéndoles el camino a cosas más «arriesgadas»
#3 Carisma es tu segundo nombre
El carisma es otra característica importante de los empresarios de éxito. Si no está entre tus fuertes, no desdeperes, se puede aprender a ser carismático (de hecho, es importante usarlo a menudo y mejorarlo con el tiempo). El carisma es una habilidad clave cuando se trata de ganar negociaciones y lograr que otras personas apoyen tus ideas. Por ejemplo, se sabe que Steve Jobs fue muy torpe en sus primeras presentaciones y que trabajó sin descanso en ser más carismático durante sus apariciones públicas.
Las personas carismáticas imitan el lenguaje corporal de otras personas con mucha frecuencia, lo que se conoce como «contagio emocional«. Hace que la gente conecte contigo y que se puedan identificar contigo. Esta es la base para generar confianza, lo que ayuda no sólo en las negociaciones sino en muchas otras situaciones en los negocios (y en la vida me atrevería a decir).
#4 Desarrollas activamente tus habilidades de negocios
Las personas que trabajen activamente en la mejora y desarrollo de sus habilidades de negocios son más propensos a convertirse en grandes empresarios. Los estudiantes que se especializan en negocios o asisten a clases de finanzas y negocios «fuera del horario habitual» desarrollan un instinto detectar oportunidades de inversión y son más conscientes financieramente hablando. Estas dos habilidades son un factor vital de cualquier iniciativa empresarial.
La diferencia que hay entre coquetear con la idea de abrir un negocio algún día a realmente abrirlo es clara. Cuanto más cerca estés de la última, más probabilidades hay de traducir las ideas en iniciativas empresariales.
#5 Nunca dejas de pensar mejoras para conceptos existentes
La creatividad juega un papel fundamental en ese rol empresarial. De todos los aspirantes a empresarios, un 75% demuestra un pensamiento innovador mejorando, de forma creativa, un producto existente.
Con lo que realmente quiero que te quedes es que la innovación no significa necesariamente un producto o servicio totalmente nuevo, sino en la capacidad de mejorar los ya existentes. Las personas innovadoras están muy orientadas a encontrar soluciones y recursos cuando se trata de resolución de problemas.
Reflexión sobre el emprendimiento
Como te comentaba antes, la mayoría de los estudios que tratan de descifrar la personalidad emprendedora, ignoran el hecho de que existen varios tipos de empresarios. Actualmente, a la persona que regenta un negocio propio la clasificamos, normalmente, como empresario (aunque hay muchos que la siguen llamando emprendedor), aunque realmente esté dirigida por un «técnico especializado«, según lo comenta Michael Gerber en su famoso libro “The E-Myth Revisited”. Él clasifica a los dueños de negocios en tres categorías:
- Técnicos: El experto, el especialista, el artesano. Un comentario habitual del técnico sería «Si quieres que se haga bien, hazlo tu mismo».
- Gerentes: El planificador, el supervisor pragmático. Los gerentes pasan la mayor parte de su tiempo aprendiendo de su propia experiencia y prediciendo acontecimientos
- Empresarios: El estratega, el catalizador del cambio. Los empresarios no manejan directamente sus negocios negocios, se dedican a tomar decisiones estratégicas que se acercan lo máximo posible a la imagen que tienen en mente
Para poner un ejemplo de la diferencia entre las categorías técnico, gerente y empresario, voy a usar las agencias de marketing. Como sabrás, existen dueños de agencias de marketing que, en realidad, no son buenos profesionales del marketing. Estos serían los empresarios. Por ejemplo, si se da el caso de que varios empleados sufren una intoxicación y no pueden ir a trabajar en 2 días, la mayoría de empresarios no sabrían cómo hacer las tareas de sus empleados. Su habilidad es trabajar para un negocio – no en él – y encontrar personas que compensen su falta de conocimientos en ciertos campos.
Después existen las agencias de marketing que son propiedad de profesionales que se han dedicado al marketing online, y que conocen todos los entresijos y detalles del PPC, SEO, adwords, redes sociales, etc. Estos son los técnicos. Ellos tienen un conocimiento experto de su sector y concentran la gran mayoría de su tiempo en prestar servicio al cliente, porque eso es lo que mejor saben hacer. En un escenario ideal, bastaría con que contratasen a un gerente de oficina o se rodeasen de trabajadores independientes y asistentes virtuales para compensar la parte gerencial. Si bien puede ser beneficioso contratar a un director general o CEO, la mayoría de este tipo de empresas no crecen a un tamaño donde un gerente o un CEO tengan sentido.
Por último, pero no menos importante, el gerente o COO. Mientras que el gerente también tiene un conocimiento experto de su sector, su verdadero talento radica en la organización del tiempo y las tareas de los demás para maximizar la rentabilidad de la empresa.
Hay un poco de técnico, gerente y empresario en todos nosotros
Considerando que hay un poco de técnico, gerente y empresario en todos nosotros y que, lo más probable, tendemos la tendencia de ser el mejor en uno de los tres, esto es lo que intento darte a entender:
- Puedes ser un mal administrador y aún así tener un negocio de mucho éxito
- No necesitas saberlo todo sobre tu oficio para ser el número uno en tu sector
- Mientras que tengas claros tus puntos fuertes, puedes compensar la rentabilidad hacia lo que realmente te interesa
Conclusión
Cualquier competencia empresarial se puede adquirir o aprender. De hecho, no se trata de ser más o menos experto, sino querer abrir un negocio algún día, para poder disfrutar de iniciativa empresarial. Así que la respuesta a la pregunta de si hay personas destinadas a ser emprendedores, la respuesta es un rotundo sí. El camino hasta ese objetivo no siempre es el mismo, pero si tiene que ocurrir, un emprendedor hará que así sea.
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¿Qué te ha parecido el artículo? ¿Cuál crees que identifica mejor a las personas que tienen el propósito de ser algún día emprendedores o empresarios? Por favor, dedica unos minutos a hacer un comentario y ofrecer tu punto de vista o preguntar alguna duda. Muchas gracias.
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Soy muchas cosas, pero todo empezó como blogger hace más de 20 años. Desde ahí he ido ido creciendo como persona y profesional hasta que decidí dejar un buen trabajo, emprender por mi cuenta y poner en marcha mi propia agencia de marketing digital. Ahora, junto con un equipo joven, motivado y muy cualificado, ayudo a profesionales y empresas a crear y hacer crecer su negocio en Internet ofreciendo un servicio de marketing digital atento, cercano, integral y profesional.
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