Quién Soy, Qué He Hecho y Cómo Puedo Ayudarte

Soy Ignacio Santiago, de madre segoviana y padre zamorano, y desde pequeño he sido una persona muy creativa, curiosa y trabajadora (ese tipo de persona que no para de hacer cosas nunca) y, antes incluso de empezar una carrera, ya había hecho casi de todo. ¡No importaba lo que fuese! Poner cafés y copas en bares y terrazas, descargar camiones llenos de juguetes a las 5 de la mañana, servir mesas en comuniones y bodas, … ¡Yo me apuntaba a un bombardeo! De hecho, estas son algunas aventuras que me fueron moldeando en la persona y profesional que soy hoy (y que volvería a hacer sin dudar).

A los 18 años, cuando llegó el momento de elegir mi camino profesional, yo tenía claro que quería ser como mi padre: empresario. Eso sí, por aquel entonces, con una rebeldía propia de la edad, no tenía ni idea de que suponía ser el dueño de una empresa (y mucho menos crear una). Por ello, elegí la carrera de Marketing en ESIC, porque me habían hablado bien de la universidad y porque quería formarme y empezar poco a poco (fue una buena decisión).

Durante el camino me puse a buscar trabajo a la antigua usanza, echando miles de currículums en decenas de agencias y empresas de Madrid y de media España (porque no me importaba moverme de comunidad autónoma). Fue la época en la que empecé a trabajar de prácticas y, si te soy sincero, fue muy duro. Trabajaba muchas horas por muy poco dinero (200€ en algunos casos) y, aunque hacía malabares, tan sólo pagar el transporte público y la comida suponía perder la mitad de ese sueldo, por lo que en muchos casos la recompensa a final de mes era prácticamente nula. ¡Pero no me desalentaba! Me decía y repetía a mí mismo que si quieres algo tienes que pelear por ello.

Por aquel entonces empecé a investigar una herramienta nueva que estaba cambiando las reglas en muchos países y que prometía una revolución: Internet. Mientras que estudiaba y trabajaba, iba aprendiendo de forma autodidacta a crear mi primer blog (un blog de leds que años después vendí por varios miles de euros). Fue tan gratificante la experiencia que fui creando varios blogs de diferentes temáticas.

Descubrí, con el tiempo, que crear un blog desde cero, incluso aunque sea como hobbie, requiere de conocimiento, tiempo, esfuerzo y dinero, pero la recompensa, a largo plazo, es muy grande. Al principio, con un sueldo muy justo, intentaba hacer los blogs lo más “gratuitos” posible, con herramientas como WordPress y plantillas y plugins de su repositorio oficial. Eso sí, con el tiempo me di cuenta de que merece la pena invertir dinero en lo que realmente te gusta y te hace feliz (porque a la larga se nota).

Cuando empecé, lo hacía como pasatiempo, sin saber que años después, no sólo sería mi primera fuente de ingresos, sino que me permitiría vivir como siempre había querido (y soñado). Son muchos años aprendiendo de mis fallos, y eso es justo lo que intento enseñarte en mis artículos y guías, porque ¿Qué mejor que contarte mis fallos para que tú aprendas de ellos y no los cometas? Esto, unido a favores que iba haciendo a la familia, amigos y conocidos, multiplico por 100.000 mis conocimientos y experiencia.

Desde ese momento la cuestión no era si quería dedicarme al marketing digital, sino cuándo y cómo tenía que hacerlo. Por ello, mientras seguía haciendo mis pinitos en Internet, empecé a formarme y especializarme en marketing digital en escuelas de negocio como ESIC y Kschool (en un momento en el que había muy poco cosa), para seguir creciendo como profesional.

Fueron varios años trabajando en el departamento de marketing o comercial (mis jefes siempre me han querido llevar por el lado comercial) de varias empresas de diferentes sectores, pero el resultado siempre era el mismo: se me quedaba pequeño el trabajo y la empresa. Me pase a agencia, y me gustó mucho el cambio, porque no era simplemente gestionar una única cuenta, sino que llegaba a gestionar varias cuentas de empresas muy diferentes entre sí (lo que daba mucho visión de mercado).

Me pase muchos años en agencia y aprendí mucho pero, con el tiempo, decidí dejar un buen trabajo y emprender por mi cuenta. Lo llevaba en la sangre, por lo que era el momento de poner en marcha mi propia agencia de marketing digital, donde poner a disposición de emprendedores y pequeñas empresas todos mis conocimientos y experiencia para crear y hacer crecer sus negocios en Internet.

Estaba cansado de ver las chapuzas que se hacían en muchas agencias y empresas en la que trabajaba o colaboraba. No estaba de acuerdo en cómo se trataba al cliente ni el producto o servicio que se entregaba. Esto, unido a que siempre he sido muy detallista y perfeccionista y creía que se podía hacer algo a la medida de las necesidades de los clientes, hizo que diese el salto fuera de mi zona de confort.

En el mercado con soluciones, productos y servicios precarios, un servicio a medida de calidad y contrastado brilla con luz propia.

Además, terminé muy cansado de largas jornadas de 10 horas (se supone que son 8 horas) aportando todo mi esfuerzo, talento y tiempo para que otros cumplieran sus sueños y ganasen más dinero (llegué a gestionar cuentas anuales de más de 1 millón de euros). Me cansé de la rutina semanal de levantarme triste o cabreado el lunes por la mañana, pasarme toda la semana deseando que llegue el viernes y amargarme cuando llegaba el domingo por la tarde. Si a esto le añadimos trabajar a destajo por cuatro perras, no hace falta que te cuente mucho más para que entiendas aquella situación.

Mi objetivo, que no era pequeño precisamente, era intentar cumplir mis sueños, aunque alguno (incluidos mi padre, mi novia de aquel entonces y algunos de mis mejores amigos) me llamaran loco por intentarlo en un momento en el que tener trabajo era como si te hubiera tocado la lotería (por muy precario que este fuese). Yo sabía que apuntaba alto y que no era fácil, pero mi ímpetu, mis ganas de hacer lo que me gusta y mi madre (que en paz descanse y que siempre llevaré en mi corazón y memoria), me dieron fuerzas sobrehumanas que, a día de hoy, aún perduran.

El resultado de tanto de tanto tiempo (desde los 18 años trabajando y estudiando), esfuerzo (dejándome la piel en todo lo que hago) y dinero (sobre todo el que no me pagaron y me merecía) fue hacer lo que siempre había querido (y «mamado»): crear mi propia agencia de marketing digital para dar servicio a mis propios clientes. El reto no era pequeño porque hasta entonces no sabía qué significaba el proceso de crear y hacer crecer una empresa, pero estaba seguro de que quería hacerlo y luchar por ello.

Aprendí, luché y trabajé y el tiempo me dio la razón. Hoy ignaciosantiago.com es una agencia enfocada al 100% en el marketing digital que, gracias a un equipo joven, motivado y muy cualificado, va creciendo año tras año (más de un 200% de media). ¿Cuál es el secreto? Tratar al cliente como se merece y ofrecerle un servicio atento, cercano, integral y profesional. Realmente creamos los activos digitales y gestionamos todas las acciones de marketing que ponemos en marcha como si fuesen para nosotros, por lo que el resultado es siempre excepcional.

De hecho, no hacemos publicidad para conseguir nuevos clientes. Preferimos publicar contenido de mucho alta calidad en nuestro blog (que difundimos en la newsletter y en redes), que aporte mucho valor para el lector, para que, si realmente necesita ayuda con algo, termine contactando con nosotros. Esto, unido a 1 hora de consultoría de marketing digital que ofrecemos de forma gratuita con el que cualquier persona o empresa pueda conocer en directo el estado real de la presencia y visibilidad de su negocio en Internet, hace que la experiencia sea diferencial.

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